Primeramente, para que un producto o invento pueda ser patentado debe estar plasmado en un medio tangible, es decir, que se pueda tocar, ver, sentir, oír, oler, etc. Además, deberá ser algo creado por el ser humano que sea original, novedoso, innovador, funcional, útil, nunca antes visto ni existido en el mundo, que resuelva un problema o situación específica, que haga algo y lo haga bien y que no ocurra naturalmente en el ambiente.